Agricultura Ecológica

lunes, 21 de septiembre de 2015

¿EN QUÉ SE BASA LA AGRICULTURA ECOLÓGICA?



La agricultura ecológica nace del respeto a las dinámicas naturales de los ecosistemas y de la preservación del equilibrio biológico.
El suelo asume una importancia vital y no es un mero soporte de las plantas, sino un complejo entramado de vida que se debe potenciar y mimar. Es el único método de agricultura que busca armonizar el funcionamiento de los sistemas naturales con los intereses del ser humano consiguiendo alimentos saludables con rendimientos sostenibles y asegurando la conservación de los recursos naturales, la salud de las personas y contribuye a paliar los efectos del calentamiento global.

  Biodiversidad

Se cultiva una combinación de diferentes cultivos y variedades de plantas (asociación de cultivos) en el mismo campo, huyendo de los monocultivos que se utilizan en la agricultura industrial. De esta manera se consiguen muchas sinergias entre cultivos.

La diversidad biológica agrícola incrementa la resistencia de las plantas al cambio climático. Se ha demostrado científicamente que, tanto en la naturaleza como en la agricultura, la biodiversidad ofrece una póliza de seguro natural contra los fenómenos climáticos extremos.

Potenciar la biodiversidad natural, plantas silvestres, insectos beneficiosos, depredadores... es otra forma de garantizar un equilibrio fundamental para la explotación agrícola.

No empleo de insumos químicos.

El control de plagas se realiza de forma natural mediante la potenciación de los sistemas naturales de control, por ejemplo mediante la introducción de insectos beneficiosos y pájaros que se alimentan de las plagas y de plantas que repelen a las plagas y atraen a los insectos beneficiosos. No está permitido el uso de productos químicos peligrosos ni el uso de transgénicos.

Los abonos naturales también son claves para la agricultura ecológica. Un suelo fértil se consigue con abonos verdes mediante, por ejemplo, el cultivo de leguminosas. La incorporación de estiércol animal y compost también enriquecen el suelo. Éstas son sólo algunas de las maneras de aumentar la materia orgánica y la fertilidad del suelo sin fertilizantes sintéticos. El uso de abonos naturales permite también un ahorro para los agricultores, y además elimina la necesidad de insumos artificiales. Con los abonos naturales, el suelo es rico en materia orgánica, más capaz de retener el agua, y permite una mejor protección contra la erosión. No está permitido el uso de fertilizantes químicos.

El laboreo de la tierra

El suelo es el gran protagonista, se le trata como lo que es: un ente vivo muy complejo, respetando la infinidad de organismos que lo conforman, trabajando para mantener la fertilidad. Para ello es básico efectuar el mínimo laboreo posible, incluso ninguno en algunos casos, para no alterar su complejidad intrínseca y no perder las capas (horizontes) con mayor cantidad de materia orgánica.
Otro de los puntos básicos en la agricultura ecológica es la rotación de cultivos para que el suelo no se empobrezca, al contrario, se enriquezca, y para evitar el aparecimiento de plagas.


Beneficios

La agricultura ecológica permite a las comunidades producir los alimentos necesarios para alimentarse. Este tipo de agricultura favorece un futuro con una agricultura respetuosa y alimentos saludable para todas las personas. Los alimentos cultivados de forma ecológica tienen mejor sabor y son más sanos. Un estudio reciente en California muestra que las fresas cultivadas ecológicamente son más dulces que las producidas de forma  convencional. La variedad ecológica también contiene un 10% más de antioxidantes, relacionados con la prevención de muchas enfermedades.

En términos económicos, este método de agricultura moderna conduce a mayores rendimientos de los cultivos. A nivel mundial, la agricultura ecológica puede producir un promedio de aproximadamente 30% más alimentos por hectárea que la agricultura convencional. En los países en desarrollo, la agricultura ecológica puede producir aproximadamente un 80% más de alimentos por hectárea. Al no emplear insumos químicos sintéticos que además, son muy contaminantes, se produce un ahorro muy importante para los agricultores.

También, supone la mejor forma de mitigar los efectos del cambio climático y ayudar a la población mundial a adaptarse a los cambios que supone 

FUNDAMENTOS DE LA AGROECOLOGIA

FUNDAMENTOS DE LA AGROECOLOGIA


La producción primaria, a través de la Agricultura industrial,  ha llegado a su climax, provocando una serie de problemas, tanto ambientales, por decir, desequilibrios en los agro ecosistemas, deterioro y déficit en los recursos naturales, empobreciendo grandemente al país, desde el punto de vista de sus recursos. asi como las familias del area rural cada dia son mas pobres, y sin esperanza de poder mejorar tal situacion. 
Asi mismo a desorientado al pequeño y mediano agricultor, sin saber qué hacer, para producir, ya que la agricultura convencional (industrial) que hoy utiliza, no remedia su situación económico social, y al contrario sigue empobreciendo tanto a las familias como a los recursos naturales renovables.  Hoy por hoy, la mayor cantidad de tierra del país de Guatemala, sufre un tremendo déficit de recursos naturales y un alto desbalance ecológico,
La visión, es utilizar una agricultura que nos ayude a regenerar los recursos naturales renovables, y a estabilizar los agros ecosistemas, y llevarlos a que la naturaleza misma, participe conjuntamente con el productor, tanto al control de los enemigos de la producción, como a fortalecer y vigorizar las plantaciones, y por consiguiente mejorar la calidad de los productos.
Este tipo de agricultura es la bien denominada agricultura ecológica, algunos le llaman orgánica, o sostenible.  
La agroecología, como ciencia permite comprender el funcionamiento del agro ecosistema y elementos que los componen por sus principios y causas, se distinguen por oponerse al atomismo, mecanicismo, universalismo, objetivismo, monismo, premisas de la ciencia moderna; mediante una visión holística, determinística y evolutiva, contextualizada, subjetivista y pluralista (Norgaard, 1991).
El principio agroecológico es la diversidad ecológica, la rotación e intercalado de cultivos y el reciclaje de nutrientes con la integración de animales. El desarrollo de la agroecología es un principio ambiental simple, que regenera los recursos agrícolas y rescata el conocimiento local sobre el ambiente.
No se trata de rechazar lo externo (capital, tecnología); sino, que la base es lo endógeno, que adapta lo externo mediante su lógica agroecológica de funcionamiento. O sea, lo externo pasa a incorporarse a lo endógeno, cuando tal asimilación respeta la identidad local y la autodefinición de calidad de vida. Solo cuando lo externo no agrede a las identidades locales, se produce tal forma de asimilación. De ahí, que la agroecología enfatiza en lo interno, para potenciar el uso óptimo del ecosistema y mejorar el nivel de vida en las áreas rurales, garantizando la biodiversidad, la conservación, empleando para ello tecnologías respetuosas con el medio, con la participación local y colectiva.
La agroecología provee las bases para el mantenimiento de la biodiversidad de la agricultura y esta es la manera de alcanzar una producción sustentable (Altieri, 1999); desde este planteamiento agroecológico, la evaluación del comportamiento viable de un agro ecosistema se realiza tomando en cuenta las siguientes propiedades:
Sustentabilidad: es la habilidad de un agro ecosistema para mantener su producción, en el tiempo, frente a cambios externos, considerando las limitaciones ambientales, la capacidad de carga del mismo y presiones socioeconómicas.
Equidad: medida de cuán equitativa es la distribución de los productos y ganancias que genera el agro ecosistema. La manera de distribuir la productividad de un sistema entre sus beneficiarios humanos, es eliminar la pobreza, la miseria.
Estabilidad: es una medida de la producción bajo un conjunto de condiciones agroambientales y socioeconómicas. Es la constancia de la producción bajo condiciones económicas, ambientales y de gestión cambiantes.
Productividad: mide la tasa y cantidad de producción por unidad de tierra o inversión. En términos ecológicos, la producción se refiere a la cantidad de rendimiento o producto final y la productividad es el proceso para alcanzar dicho producto final. Para medirla se utilizan unidades físicas, en tiempo y espacio, su maximización tiene que ver con el uso de nuevos insumos de proceso (rotación), y no de insumos de producto (agroquímicos).

Autonomía: es la capacidad interna para suministrar los flujos necesarios para la producción, tiene que ver con el grado de integración de los componentes de los agro ecosistemas al ambiente externo, estas propiedades son interdependientes, pero a la vez existen incompatibilidades entre ellas.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Motivos para consumir productos ecológicos


  • Son productos de máxima calidad, con mayor contenido de nutrientes y mejor sabor.
  • Sanos y seguros al no usar productos químicos en  su producción.
  • Respetan el medio ambiente, porque la aplicación de técnicas agroecológicas favorece la biodiversidad.
  • Utilizan recursos energéticos renovables y locales.
  • Porque en el consumo de productos ecológicos pagamos por alimentos más nutritivos, con menor contenido en agua, sin aditivos insalubres y libres de hormonas tóxicas, transgénicos y pesticidas.
  • Porque apoyamos la autonomía productiva.
  • Porque se libera a la tierra de la sobreexplotación y contaminación indiscriminada por el uso de pesticidas, abonos y monocultivos.
  • Favorece el consumo responsable y sostenible.
  • Porque favorecen un modelo de desarrollo socioeconómico y de consumo respetuoso con las generaciones futuras.
  • El consumo de productos ecológicos locales ayuda a conservar nuestro entorno.
  • Mantienen el equilibrio del ecosistema.
  • Por que apoyamos a los agricultores ecológicos de nuestra zona, y así mejoramos e impulsamos la economía local.

Razones para consumir productos ecológicos:


Estas son algunas razones para consumir productos ecológicos:
Son saludables
Los productos ecológicos son más saludables ya que están libres de residuos tóxicos persistentes procedentes de pesticidas, insecticidas, antibióticos, fertilizantes sintéticos, aditivos y conservantes, muchos de ellos utilizados en la agricultura convencional para eliminar insectos o plagas y combatir enfermedades, para añadirles color y brillo (manzanas, naranjas, etc.) y que a medio o largo plazo producen causas muy negativas en nuestro organismo, como por ejemplo Párkinson. Al no contener substancias artificiales, los alimentos procedentes de la agricultura ecológica son asimilados correctamente por el organismo sin alterar las funciones metabólicas. Según los especialistas en nutrición, gran parte de las enfermedades degenerativas tienen su origen en la alimentación.
Otra característica de la agricultura ecológica es que, al cultivar los alimentos en suelos equilibrados por fertilizantes naturales, los productos son más nutritivos ya que contienen unos niveles más altos de vitaminas –especialmente la C–, minerales esenciales –calcio, magnesio, hierro, cromo…–, antioxidantes –que ayudan a prevenir determinadas enfermedades como el cáncer–, hidratos de carbono y proteínas.

No contienen aditivos sintéticos
Los alimentos ecológicos no contienen aditivos de síntesis que pueden provocar problemas en la salud tales como insuficiencias cardíacas, osteoporosis, migrañas, alergias, hiperactividad, Párkinson, etc.. Cabe destacar que los productos biológicos, cultivados sin el uso de agroquímicos, respetando los ritmos naturales y sin aditivos, son equilibrados y muy ricos en nutrientes. Por otro lado, diferentes estudios han demostrado que no es imprescindible la incorporación de sustancias de síntesis en el cultivo o producción de alimentos ni en su conservación posterior. No hace falta buscar productos fuera de temporada para colmar las necesidades nutricionales de nuestro organismo.

No contienen pesticidas

Centenares de pesticidas químicos son utilizados habitualmente en la agricultura convencional lo que provoca que restos de residuos de pesticidas aparezcan en los alimentos procedentes de esta agricultura que ingerimos diariamente. Diferentesestudios toxicológicos realizados demuestran la relación existente entre los pesticidas y ciertas patologías como el cáncer, las alergias y el asma.
El uso de pesticidas también es perjudicial para la salud del trabajador agrícola, un problema serio especialmente en países en desarrollo, donde el uso de pesticidas está poco regulado.
Por otra parte, en Europa se ha ocultado la alta toxicidad del glifosato.
A su vez, la utilización de estas sustancias daña el medio ambiente y conlleva un coste adicional a la sociedad, ya que ésta debe eliminar los residuos que los pesticidas dejan en la naturaleza.

No contienen organismos genéticamente modificados

En la agricultura ecológica no se autorizan los organismos genéticamente modificados (OGM). El cultivo de OGM tiene consecuencias negativas para el medio ambiente y faltan investigaciones sobre las consecuencias a largo plazo del cultivo transgénico; actualmente no existen resultados científicos que demuestren que el cultivo de OGM y los alimentos transgénicos sean inofensivos para el medio ambiente y la salud humana, y ya se conocen efectos indeseados por la ingesta de plantas modificadas genéticamente .
La agricultura con organismos genéticamente modificados conduce hacia la uniformidad genética y con ello hacia una erosión genética, lo que significa una pérdida de variedad, con grandes extensiones de un mismo cultivo. La agricultura ecológica quiere conservar e impulsar la variedad genética de las especies y tipos, y con ello la riqueza de los paisajes de cultivos autóctonos. Aquí tienes más detalles sobre la pérdida de biodiversidad

Son sostenibles con el medio ambiente

Respetar el medio ambiente es una de las máximas de los productos ecológicos; cuando consumimos alimentos de cultivo ecológico colaboramos en la conservación del medio ambiente y evitamos la contaminación de la tierra, el agua y el aire.
La agricultura ecológica es la más respetuosa con la fauna, la que genera una contaminación más baja de aerosoles, produce menos dióxido de carbono, previene el efecto invernadero, no genera residuos contaminantes y ayuda al ahorro energético y de los gobiernos, ya que en el cultivo y en la elaboración de los productos se aprovecha el máximo de recursos renovables.
Cabe destacar que la disminución de la diversidad biológica es uno de los principales problemas ambientales de la actualidad; la agricultura orgánica preserva las semillas para el futuro, impidiendo, de este modo, la desaparición de algunas variedades de gran valor nutritivo y cultural.
Tienen máximos niveles de calidad
Los alimentos ecológicos provienen de la agricultura ecológica, que utiliza un sistema de producción de la máxima fiabilidad pues está sujeto a una trazabilidad desde el campo hasta la mesa mediante el Reglamento Europeo 834/2007.
Todos los agentes que intervienen en la cadena agroalimentaria están sujetos al control e inspección de las materias primas utilizadas, el proceso de elaboración, el envasado, el etiquetado, etc. mediante las empresas de control y certificación acreditadas.
Son respetuosos con la naturaleza

La agricultura ecológica fertiliza la tierra y frena la desertificación; favorece la retención del agua y no contamina los acuíferos; fomenta la biodiversidad; mantiene los hábitats de los animales silvestres, permitiendo y favoreciendo la vida de numerosas especies; respeta los ciclos naturales de los cultivos, evitando la degradación y contaminación de los ecosistemas; favorece la biodiversidad y el equilibrio ecológico a través de diferentes prácticas: rotaciones, asociaciones, abonos verdes, setos, ganadería extensiva, etc.; potencia la fertilidad natural de los suelos y la capacidad productiva del sistema agrario; recicla los nutrientes incorporándolos de nuevo al suelo como compost o abonos orgánicos, y utiliza de forma óptima los recursos naturales.
En resumen, respeta el equilibrio de la naturaleza contribuyendo a la preservación del ecosistema y al desarrollo rural sostenible.
Son más sabrosos
Los productos ecológicos, al ser elaborados de forma más artesanal y cuidadosa, recuperan los gustos originales y tienen mejor sabor. Debido a que las plantas sólo son regeneradas y fertilizadas orgánicamente, éstas crecen más sanas y se desarrollan de mejor forma, conservando el auténtico aroma, color y sabor. Por ello, muchos consumidores prefieren alimentos ecológicos, ya que conservan el verdadero gusto de cada ingrediente y les permite recuperar el sabor tradicional de los alimentos. Además, los alimentos ecológicos se conservan mejor que los convencionales.




Características Generales de los productos orgánicos:


La agricultura orgánica tiene diferentes definiciones y de igual manera diferente denominaciones, por lo que es sinónimo decir agricultura ecológica, agricultura sostenible, entre otros.
Podemos definir “agricultura orgánica” a un sistema de producción que trata de utilizar al máximo los recursos por hectárea, dándole énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica y al mismo tiempo, al minimizar el uso de los recursos no renovables y no utilizan fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el medio ambiente y la salud humana… (Fuente: ¿Qué es la agricultura orgánica? FAO).
Otra definición, según el reglamento CEE 2029/91 de la Comunidad Europea la producción orgánica es entendida como: “Sistema de manejo de explotaciones agrícolas que utilizan prácticas ambientalmente amigables para la cosecha de sus productos y que aplican mayores restricciones en el uso de fertilizantes y pesticidas”.
En general a la agricultura orgánica se le conoce por el uso de técnicas apropiadas que en principio evitan el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, pero tiene un alcance mayor, en la medida en que su propósito es llegar a una "producción agropecuaria limpia" y sostenida. En la actualidad existen varias concepciones de la agricultura orgánica, que se originan en interpretaciones filosóficas y en los diversos mecanismos o métodos que son utilizados para la obtención de productos sanos (libre de contaminantes) y ecológicamente (respeto y protección a la naturaleza) producidos.
El sistema de producción orgánica, procura potenciar los ciclos naturales de la vida, no la supresión de la naturaleza y por lo tanto es el resultado de la interacción dinámica del suelo, plantas, animales, seres humanos y el medio ambiente.
La agricultura orgánica se basa principalmente en el aprovechamiento adecuado de los recursos existentes localmente.
A continuación, se indican los principios básicos que identifican al procesamiento de productos provenientes de la agricultura orgánica:
Transición
Es el tiempo que transcurre entre la notificación a la Entidad Certificadora del comienzo del manejo orgánico de la finca o propiedad y la entrega de la certificación orgánica de los cultivos o ganadería al interesado o interesados.
La transición o conversión, se pueden lograr dentro de un período de tiempo, dependiendo del ciclo del cultivo y de las condiciones del manejo de la propiedad. Una finca puede ser convertida por etapas.
La totalidad de la producción vegetal o animal debe ser convertida, mediante un ¨Plan de Conversión¨ que básicamente debe cubrir aspectos pertinentes a las normas existentes sobre producción orgánica.
No esta permitido la producción simultanea de cultivos convencionales, en transición y/o orgánicos, a menos que estos puedan diferenciarse claramente unos de otros; en este último caso, el programa de certificación deberá contemplar inspecciones de verificación a todo el sistema productivo.
No se requerirá cumplir con todo el período o tiempo de transición, si se demuestra que previamente por varios años se han aplicado ciertas normas de producción orgánica.
Duración del Período de Transición
La duración del período de transición dependerá del uso anterior de la tierra y de la situación ecológica de la propiedad.
Las producciones que provienen de cultivos anuales (ciclo corto), pueden ser certificadas como orgánicos, cuando los requerimientos establecidos en la Normas, se hayan cumplido con un mínimo de doce meses antes del inicio del ciclo de producción (se incluye también a las praderas y pastizales).
Para los cultivos permanentes (excepto pastizales y praderas), pueden ser certificados como orgánicos, en la primera cosecha que se produzca después de por lo menos dieciocho meses de manejo orgánico de acuerdo a las Normas establecidas.
La historia del uso y manejo del suelo y las condiciones ambientales pueden motivar a que el programa de certificación prolongue el período de transición.
Los productos de la agricultura orgánica en proceso de transición, podrán ser vendidos como tales, cuando los requerimientos de la Norma hayan sido cumplidos, al menos en un período mínimo de doce meses.
Mantenimiento del manejo orgánico
•  Se recomienda certificar a la producción orgánica que evidencie mantenerse por largo tiempo.
•  La tierra y los animales certificados, no deben ir y regresar entre el manejo orgánico y el convencional.
Mantenimiento de la biodiversidad y recursos naturales
•  Se debe mantener y manejar apropiadamente las praderas extensivas como páramos o tierras de secano, setos, cercos vivos, grupos o líneas de árboles, huertos de frutales, tierra en descanso, bordes, cursos de agua, pozos, fuentes de agua, represas, pantanos y áreas de flora silvestre.
•  El programa de producción y certificación orgánica debe establecer normas para que un porcentaje mínimo del área de la finca, sea destinado a favorecer la biodiversidad y la conservación de la naturaleza.
Semillas y Plántulas
•  Las semillas y materiales de propagación, deben proceder de la producción orgánica certificada.
•  Se recomienda que las especies y variedades cultivadas, deben estar adaptadas a las condiciones de clima y suelo locales y ser resistentes a plagas y enfermedades.
•  Si no se dispone de semilla y material de propagación de procedencia orgánica, se pueden utilizar materiales convencionales sin tratamiento químico, pero el programa de certificación debe poner límites de tiempo para el requerimiento de estos materiales.
•  En la producción de la agricultura orgánica, no se permite el uso de semillas, polen, plantas o materiales de propagación que provengan de la ingeniería genética.
•  Se prohíbe el uso de funguicidas sintéticos o fumigantes del suelo para tratar semilleros, semillas o cualquier otra clase de material vegetal destinado a la obtención de plántulas.
Diversidad en la Producción Vegetal
La diversidad biótica en la producción vegetal se consigue, mediante la aplicación de prácticas agronómicas apropiadas como la combinación de:
•  Rotación de cultivos y
•  Una adecuada cobertura vegetal del suelo durante la mayor parte del año.
Para los cultivos de ciclo corto, se deberá exigir como práctica generalizada la diversidad de la producción vegetal, tanto en el tiempo, como en el espacio; esto es no se permitirá el monocultivo. Se recomienda para este tipo de cultivos una rotación permanente.
Políticas y manejo de la Fertilización
•  Para mejorar, o por lo menos mantener la fertilidad y la actividad biológica del suelo, la base de los programas de fertilización debe estar sustentado en la utilización de materiales biodegradables de origen microbiano, vegetal o animal producido en las propiedades orgánicas.
•  Se recomienda la utilización de abonos biodegradables, para minimizar las pérdidas de nutrientes.
•  Se debe evitar la acumulación de metales pesados y otros contaminantes.
Los fertilizantes minerales no sintéticos y otros abonos de origen biológico, deben considerarse como suplementos y no como sustitutos de los producidos en la finca.
•  El pH de los suelos debe mantenerse en niveles adecuados.
•  Debe establecerse límites de las cantidades de fertilizantes de origen biológico traídas de otras fincas, considerando las condiciones locales y el tipo de cultivo.
•  Para evitar riesgos de contaminación, debe evitarse la acumulación de estiércol en los corrales de animales, estableciendo normas específicas.
•  Para evitar la transmisión de plagas, enfermedades y parásitos en humanos, no debe utilizarse sus excrementos para la producción vegetal para consumo humano, excepto cuando se haya cumplido con los requerimientos sanitarios.
•  Los fertilizantes minerales deben ser aplicados al suelo en su estado natural y no se deben hacer tratamientos químicos para aumentar la solubilidad.
•  Como fuente de nitrógeno, se recomienda el uso de abono orgánico de origen animal debidamente procesados, abono verde, siembra de especies leguminosas para cubrir el suelo, inoculación de abonos con bacterias para ayudar a estabilizar los nutrientes, aplicación foliares a base de hierbas, estiércol y microorganismos en los cuales no se utilizan compuestos sintéticos en el procesamiento y la rotación de los cultivos.
•  El nitrato de chile y los fertilizantes nitrogenados sintéticos (amonio anhídrido/ amoniacal, nitrato de amonio, agua amoniacal, sulfato de amonio, nitrato de calcio y la úrea entre otros), están prohibidos ser utilizados para la producción orgánica.
•  Como fuente de fósforo, se recomienda la utilización de abonos avícolas, guano, huesos, estiércol de ganado, torta de semillas, harina de pescado, cenizas vegetales, extractos de plantas, fosfato rocoso y fosfato coloidal.
•  Está permitido su uso en la producción orgánica la escoria básica.
•  Se prohíbe la utilización de superfosfato simple (0-20-0) y el Superfosfato triple (0-46-0).
•  Para la fuente de potasio, se recomienda la utilización de Sulfato de magnesio y potasio (Sulpo-Mag), polvo de granito, arena fresca, basalto fino molido, sulfato de potasio, sosa y desechos marinos. Cenizas de madera, excepto de eucalipto, pino y ciprés.
•  Si se permite el uso de Potasa cáustica o Muriato de potasa (0-0-60).
•  Se prohíbe el uso de Nitrato de potasio, y el sulfato de potasio proveniente de procesos industriales sospechosos.
•  Se recomienda, que los programas de certificación deben establecer restricciones para el uso de insumos como el potasio mineral y los fertilizantes que contienen magnesio, elementos menores y aquellos que tiene un contenido alto de metales pesados. Igualmente debe haber una normativa para el manejo y la utilización del estiércol de origen animal.
Manejo de Plagas y Enfermedades
•  Las plagas y enfermedades de los cultivos, deberán controlarse por medio de técnicas que equilibren e incrementen la nutrición del suelo y levanten altos niveles de actividad biológica en el mismo.
•  Las siembras de los cultivos deben hacerse, tomando en cuenta los ciclos de las plagas y enfermedades, a fin de utilizar técnicas de control de bajo nivel contaminante.
•  La producción orgánica debe ser manejada de manera que minimice las perdidas producidas por plagas, enfermedades y malezas.
•  Debe procurarse el uso de cultivos y variedades adaptadas al medio ambiente local. La producción agrícola, debe darse en una forma natural.
•  Para prevenir el aparecimiento de plagas y enfermedades, se debe procurar el uso de variedades resistentes, cultivos asociados, cultivos intercalados, rotaciones adecuadas y fertilización equilibrada.
•  Se debe realizar un correcto manejo del agua para las plantas, porque de ello depende un adecuado control de hongos y bacterias patógenas en el suelo, para cultivos a campo abierto y especialmente bajo invernadero.
•  Debe removerse y eliminarse los tejidos enfermos de las áreas afectadas, especialmente para el caso de los frutales.
•  Debe controlarse los niveles excesivos de humedad, especialmente en los cultivos bajo invernadero, para evitar la presencia y el incremento de las plagas y enfermedades.
•  Las plagas y enfermedades deben controlarse con procedimientos culturales que limiten su desarrollo, como: abonos verdes, aplicación de abonaduras equilibradas, control mecánico y la preparación del suelo anticipadamente para romper el ciclo de la plaga.
•  Se debe proteger a los enemigos naturales de plagas y enfermedades, cuidando adecuadamente su hábitat y lugares de anidación.
•  Para el control de plagas y enfermedades, se permite la utilización de productos preparados en la finca a partir de plantas, animales y microorganismos del lugar.
•  La esterilización térmica del suelo para controlar plagas y enfermedades está restringido y sólo se permite en casos especiales cuando no se puede hacer una rotación apropiada o una renovación del suelo.
Manejo de las Malezas
Para el control de malezas en la producción orgánica se debe realizar:
•  Coberturas vivas a base de siembra de leguminosas de bajo fuste, especialmente para cultivos perennes (frutales y otros arbustos)
•  Cubrir el suelo con materiales orgánicos no tóxicos (mulch, abonos de origen vegetal y animal)
•  También es válido, el control manual (remoción de las malezas con herramientas agrícolas) y la siega mecánica.
•  Para el control de malezas es permitido, el control térmico y los métodos físicos para el manejo de plagas, enfermedades y malezas.
•  El equipo o maquinaria que ha sido utilizado en la producción convencional, debe ser limpiado adecuadamente y retirado los residuos antes de ser utilizado en áreas manejadas orgánicamente.
Como promotores y activadores del crecimiento vegetal, se pueden utilizar:
•  Extractos secos o líquidos de algas marinas, extractos de vegetales, preparaciones biodinámicas, inoculaciones a base de rhizobium.
•  El uso de herbicidas, fungicidas, insecticidas y reguladores de crecimiento sintéticos está prohibido.
•  La utilización de organismos o productos provenientes de la ingeniería genética está prohibido.
Control de la Contaminación
•  Debe utilizarse todas las medidas necesarias a fin de minimizar la contaminación interna y externa de la finca.
•  En caso de riesgo de contaminación, el programa de certificación debe contemplar límites para la utilización máxima de metales pesados y otros contaminantes y además pedir que se analicen los productos y las posibles fuentes de contaminación (suelo y agua) para conocer los niveles de contaminación.
•  Para cubrir las estructuras de los invernaderos, las coberturas del suelo, mallas contra insectos y las envolturas para ensilaje forraje, únicamente están permitidos los productos a base de polietileno y polipropileno u otros policarbonatos. No está permitido la utilización de productos a base de policloruros.
Conservación de Suelos y Agua
•  Los recursos agua y suelo deben ser manejados en una forma sostenible.
•  Debe utilizarse las medidas que sean necesarias para prevenir la erosión y salinización del suelo y el uso indebido y excesivo del agua y la contaminación de aguas superficiales o subterráneas.
•  Debe restringirse al mínimo el roce o limpieza del suelo, mediante la quema del material vegetal o restos de las cosechas.
•  El agua para el riego de los cultivos orgánicos, debe estar libre de contaminantes tóxicos.
•  Están prohibidos la tumba y el roce del bosque primario.
•  No se permite la explotación excesiva y el agotamiento de los recursos acuáticos.
Recolección de Materiales Origen Silvestre
•  La acción de recolectar debe contribuir al mantenimiento de las áreas naturales.
Cuando se "cosechen" los productos silvestres, debe tomarse en cuenta el mantenimiento y la sostenibilidad del ecosistema.
•  Los productos silvestres recolectados, pueden ser calificados como orgánicos si proceden de un sistema de crecimiento estable y sostenible.
•  El producto silvestre recolectado, no debe exceder el rendimiento sostenible del ecosistema o perjudicar la existencia de especies vegetales y animales, presentes en el área.
•  Se pueden certificar como productos orgánicos solo si provienen de áreas claramente definidas y que sean fácilmente inspeccionadas.
•  El área de recolección, debe estar a una distancia bastante alejada de los sistemas convencionales de producción agrícola y de los diferentes ambientes de contaminación.
•  El personal que realice la recolección de estos productos, debe ser claramente identificado, estar familiarizado con el mismo y conocer bien la zona de recolección.

CERTIFICACION DE LOS PRODUCTOS ORGANICOS
En la agricultura orgánica, la obtención de certificación es muy importante. Generalmente, creadas por agencias certificadoras privadas reconocidas a nivel mundial, pero también hay países que crean sus propias certificaciones nacionales. Así por ejemplo, si se desea exportar hacia Europa, Japón o EE.UU., el empresario deberá cumplir no solo con las certificaciones orgánicas convencionales, sino también con las nacionales, que generalmente son normas aplicadas al etiquetado. Es importante que la empresa certificadora sea reconocida oficialmente en el ámbito internacional.
En el caso específico de Guatemala, en la actualidad hay varios “productos orgánicos” que ya cuentan con certificados para la exportación: Moras, Café, Cardamomo, Algodón, Miel, y Vegetales.
Asimismo, Guatemala tiene una legislación nacional que regula el área de producción orgánica. Actualmente, la UE concedió al país “certificado como país productor de orgánicos”.
Nuestro país, ha tenido avances ejemplares en lo que se refiere a producción y comercialización de productos orgánicos, pues actualmente estos son amparados bajo el Fairtrade Labelling Organizations Internacional (asociación sin fines de lucro, que incluye organizaciones que comercializan bajo el “Sello de Comercio Justo”) y certificados por FLO-CERT GMBH, quien es responsable de la inspección y de la certificación de las organizaciones de productores y de los comerciantes conforme a los criterios del Comercio Justo. Para mayor información:http://www.flo-cert.net/flo-cert/main.php?lg=es
En la actualidad, existen varias empresas que tienen la Certificación de Fairtrade: 5 empresas productoras de miel; 25 empresas productoras y comercializadoras de café. (Fuente:www.fairtrade.net).

En el caso de América Latina, la agricultura orgánica constituyó para finales del 2007 4.2 millones de hectáreas, coordinado por casi 150,000 fincas. Guatemala tiene aproximadamente 3,000 fincas orgánicas, representando 14,746 hectáreas, equivalente a 0.33% de la agricultura tradicional en el país.(Fuente: SOEL– Survey, 2008).


Exigencias actuales del mercado alimentario mundial:(Manual de lombricultura.com)

Aquello de "ser" y "no parecer", hoy en día es una regla básica en el mercado alimentario. Si antes la apariencia, color, textura y sabor, eran las grandes cartas de presentación de los productos alimentarios que se transaban en los mercados desarrollados, ahora tales argumentos son insuficientes para su comercialización.

La creciente preocupación del consumidor informado por la inocuidad de los alimentos que adquiere, ha llevado a las grandes cadenas de supermercados a exigir garantías mucho más sólidas en los productos que comercializan. La mirada escrutadora en busca del menor indicio de contaminación, que antes sólo llegaba al puerto de embarque, cuando más al packing, actualmente se extiende hasta el predio mismo, donde se obtiene la producción.

Saber de qué región, provincia, comuna, predio, potrero, proviene el producto, con qué agua fue regado, qué aplicaciones fitosanitarias recibió, qué tratamientos de postcosecha se dieron, son requisitos que a la fecha ya se empiezan a exigir por los grandes comercializadores. Hoy , las grandes cadenas de supermercados, que en un futuro cercano serán la principal, quizás única, vía de comercialización de productos alimenticios, condicionan a sus proveedores a cumplir con las exigencias del consumidor.

Así como antes un consumidor en un supermercado escogía una fruta en virtud de su forma, color o textura, actualmente su decisión es bastante más prolija. El tradicional gesto de tomar un producto, llevarlo a la nariz y apretarlo con los dedos para comprobar su madurez, es reemplazado por una operación mucho más precisa. Con un lector de barra, chequea sobre la etiqueta adosada al producto, datos como variedad, lugar de origen, tipo de fertilizantes aplicados, agua de riego usada, día y hora de cosecha, embalaje, tiempo de viaje, entre otros indicadores.


Actualmente, el consumidor puede recorrer, con ese simple gesto, todo el trayecto productivo o cadena agroalimentaria del producto, desde el predio hasta su mesa. Indudablemente que su elección se inclina actualmente por el producto más sano e inocuo. Sólo aquél alimento que le da indiscutibles garantías de calidad, inocuidad y sanidad, en todo su proceso, pasa con éxito su riguroso escrutinio, siendo el consumidor, quien mediante sus exigencias, define qué y cómo producir y cuánto esta dispuesto a pagar por el producto.


sábado, 19 de septiembre de 2015

DE LA AGRICULTURA INDUSTRIAL A LA AGRICULTURA ECOLÓGICA




Diferencia entre agricultura ecológica y agricultura convencional

La agricultura ecológica y la agricultura convencional se distinguen en cómo el agricultor considera al medio que lo rodea.

En la agricultura convencional, se considera a las plantas y a los animales meramente como máquinas de producción, que deben someterse a los imperativos de la producción industrial, en perjuicio de las leyes biológicas. En cambio, la agricultura ecológica los considera como lo que son, seres vivos que obedecen a leyes más complejas que las de la química: las leyes de la vida.
El agricultor convencional explota el suelo, las plantas y los animales con el fin de obtener un provecho inmediato, sin preocuparse de las consecuencias a largo plazo, sobre la fertilidad del suelo y la salud de las personas. El agricultor ecológico colabora con la tierra, las plantas y los animales para conservar la fertilidad del suelo y obtener una producción abundante y duradera de alimentos sanos.
La agricultura ecológica considera al suelo como un medio vivo, donde hay que desarrollar ante todo una actividad biológica con una fertilización a base de productos naturales y con exclusión de todo producto químico.
Así, las plantas obtienen el alimento que les conviene, sin emplear abonos químicos. El agricultor ecológico emplea además variedades de plantas y especies adaptadas al medio ambiente en el que viven. Las plantas así cultivadas son vigorosas y capaces de resistir solas a la mayor parte de los parásitos.
En cuanto a los animales, desde un punto de vista de la ganadería convencional solo se les pide una cosa: producir más y más deprisa. En cambio, en la ganadería ecológica, se les trata como a seres vivos y se les proporciona una alimentación y modo de vida acorde con las leyes fisiológicas.

LA AGRICULTURA  CONVENCIONAL (INDUSTRIAL)

La Agricultura convencional o industrial, nacida como la punta de lanza del desarrollo Rural en cualquier ámbito de producción primaria, ha sido un total y completo error, debido a que nos ha acarreado con un gran desgaste y des balance ecológico.

Este tipo de agricultura ha generado en muchos países, y en Guatemala muy en especial,  problemas que no han logrado desarrollar la economía del Área rural, muy en especial del mediano y pequeño agricultor, aunque también en los grandes agricultores, ya se les es muy difícil y cuantioso el producir sus productos, ya que se ha generado un desgaste enorme en los recursos naturales renovables.
Los problemas que ha ocasionado este tipo de agricultura los podemos enmarcar en tres aspectos.

1.     Envenenamiento y destrucción de los agro ecosistemas
2.     Alta degradación de los suelos
3.     El recurso hídrico contaminado

LA AGRICULTURA ECOLÓGICA
La agricultura ecológica vista como la solución apropiada a los problemas que ha creado la otra agricultura. Denominada industrial. Vista desde el siguiente parámetro o enfoque

 "Un Sistema Holístico de Gestión de la Producción que realza y fomenta la diversidad de los ciclos Biológicos y la actividad Biológica del suelo. Se basa en un reducido uso de insumos externos y la no utilización de fertilizantes y plaguicidas químicos de síntesis, teniendo en cuenta que las condiciones Regionales requieren de sistemas adaptados localmente." Códex Alimentarius

"La Agricultura Ecológica enfoca la producción agraria en el respeto al entorno y la producción de alimentos sanos, de la máxima calidad y en cantidad suficiente. Utiliza como modelo a la misma Naturaleza, extrayendo de ella toda la información posible, aunada con los actuales conocimientos técnicos y científicos"
Podemos encaminar nuestros esfuerzos de producción agrícola dentro de un contexto acorde con las condiciones edafoclimáticas,  biológicas, laborales y sociales de nuestra Zona Tropical,  permitiéndonos participar en ese gran mercado mundial de oportunidades de los productos ecológicos

Es el tipo de agricultura a retomar para que el déficit y desbalance ecológico,


EL CAMBIO de Agricultura convencional a ecológica  

Ese gran cambio de conceptos, practicas, actitudes, valores y objetivos que se tiene que dar sobre como adelantamos la agricultura convencional en nuestros suelos, será la ruta para llegar exitosa mente a implementar agricultura ecológica.

Lo que se debe hacer:

 Tenemos que entender la problemática de producción agrícola en forma integral

 Hay que favorecer la biodiversidad en todo sentido

 Se tiene que realzar y permitir el desarrollo de los ciclos biológicos, especialmente los que tienen relación con nitrógeno, carbono y fósforo

 Tenemos que ver más allá de la unidad unidimensional de los "agro ecosistema cultivos"

 Hay que llegar al entendimiento de los niveles ecológicos y sociales de la coevolución, la estructura y funcionamiento de los sistemas

 Pero sobre todo,  hay que buscar  que al desarrollar agroecosistema, las interacciones ecológicas y las sinergias entre los componentes biológicos, proporcionen los mecanismos para que los sistemas agroecológicos subsidien su propia fertilidad del suelo, productividad y la protección de cultivos.

 Hay que utilizar el hecho de que los agro ecosistemas mantienen sus mecanismos naturales tendiendo al equilibrio
Tenemos que recurrir a los sistemas adaptados localmente como respuesta a las condiciones de cada región
Hay que utilizar todos los conocimientos técnicos y científicos encaminados a entender los mecanismos en los que se apoyan las propuestas.
 Encontrar en los productos ecológicos una oportunidad comercial de diferenciación que permita el cambio a ellos.
Cada uno de los anteriores puntos tiene una justificación y la forma de hacerlo.

Lo que no se debe continuar haciendo:

·                              Propiciar el  desbalance permanente y creciente de los suelos agrícolas en sus componentes vivos,  sus partes bioquímicas y sus contenidos minerales
·                              La pérdida física y sin reposición de los contenidos orgánicos de los suelos agrícolas, (MO)
·                              La modificación drástica del ordenamiento de los perfiles del suelo
·                              La supresión de la biodiversidad resultado del manejo de monocultivos
·                              Buscar en insumos externos de síntesis (pesticidas y fertilizantes), la solución a los problemas inducidos por los distintos  desbalances del agroecosistema y traspasados a las plantas.
·                              Deshaciendo los suelos agrícola mediante el uso inapropiado de maquinaria.

 
CONCLUSIÓN 
Más que una oportunidad para ir tras un buen mercado, es una necesidad de darle bases lógicas a la forma de  hacer agricultura en nuestros suelos tropicales, para que podamos tener futuro en estos quehaceres.
Ya hay conocimiento técnico y fundamentos científicos que  han permitido el desarrollo exitoso de cientos de miles de hectáreas en el mundo cultivadas bajo los conceptos y normas de la agricultura ecológica u orgánica.
¿SERÁ QUE NOSOTROS NO PODEMOS?


Producción Organica en América Latina. Crecimiento sostenido con énfasis exportador


En América Latina existen casi cinco millones de hectáreas dedicadas a la agricultura y ganadería orgánica, repartidas en más de 110 mil predios. Más del 20 por ciento del área orgánica mundial se encuentra en América Latina.

Argentina es el país con la mayor superficie dedicada a la producción orgánica, ocupando el segundo puesto a nivel mundial. Uruguay se convirtió en el país Latinoamericano con la más alta proporción de tierras dedicada a la producción orgánica, y alcanza la novena posición mundial. El MERCOSUR se convierte en el segundo bloque comercial con la mayor superficie orgánica después de la Unión Europea.

Estos datos se desprenden del nuevo reporte de IFOAM sobre la producción orgánica en el mundo. Se muestra además que el mercado mundial de productos orgánicos sigue creciendo a alto ritmo, estimándoselo en 23 a 25 mil millones de dólares.

América Latina posee la particularidad que la mayor parte de su producción está destinada a la exportación, especialmente a los países industrializados. Las proyecciones de la demanda de alimentos hacia el futuro indican que ese incremento se mantendrá. Las potencialidades de crecimiento son grandes; en 17 países la superficie orgánica todavía es menor al uno por ciento del área agrícola.

Ese crecimiento puede darse tanto dentro de los mercados nacionales como por medio de exportaciones. Para avanzar más en ese sentido es indispensable diseñar estrategias nacionales de producción orgánica y contar con mayor apoyo, especialmente desde el Estado.

La superficie mundial dedicada a la producción orgánica alcanza los 22.811.267 hectáreas, de las cuales el 21.4 % se encuentra en América Latina, con un total estimado en 4.886.967 hás. Esta información corresponde al reciente informe de la situación mundial de la producción orgánica que acaba de editar IFOAM (Federación Internacional de Movimientos por la Agricultura Orgánica), con sede en Alemania, basado en los relevamientos realizados durante el año 2002 (1). Seguidamente se presente un resumen de ese repor-te, intercalando comentarios a partir del seguimiento de la producción orgánica que realiza CLAES en el continente. Bajo el término producción orgánica se engloba tanto cultivos como ganadería; el presente reporte considera los países de América Latina.


Superficie orgánica

La situación en América Latina presenta varias particularidades. En primer lugar, consi-derando el porcentaje del área bajo produc-ción orgánica sobre el total de la superficie agropecuaria, Uruguay pasa a ocupar el primer puesto en el continente, con un 4 %. En el segundo lugar aparece distanciada Costa Rica, con un 2 %, y seguidamente Argentina y Chile, con superficies similares (1.89 % y 1.50 % respectivamente). La proporción del área orgánica en los demás países Latinoamericanos es pequeña, y está por debajo del uno por ciento en 17 países (sólo en cinco nacio-nes es mayor al uno por ciento).

En segundo lugar, considerando la superficie total dedicada a la producción orgánica, los datos de IFOAM muestran que Argentina ocupa el primer lugar con más de tres millones de hectáreas, y muy distanciada del segundo puesto, donde aparece Uruguay con casi 700 mil hás. El primer puesto a nivel mundial lo ocupa Australia, con más de 10 millones de hás certificadas; Argentina ocupa el segundo lugar a nivel global. Es llamativo que países de enorme superficie dediquen áreas comparativamente pequeñas a este tipo de producción (son los casos de Brasil, con un 0.08%, México, 0.13% y Colombia, 0.24%).

La superficie orgánica se hace mayor si se incluye el área donde se recolectan plantas silvestres; el informe de IFOAM las estima en más de 10 millones de has certificadas bajo ese modo de producción. Ese tipo de recolección sustentable, especialmente en países como Brasil o Bolivia, tiene lugar en amplias superficies, ocupan a muchas personas y pro-veen importantes productos para la comercialización.

En tercer lugar, considerando el número de predios dedicados a ese tipo de producción, México ocupa el primer lugar con más de 110 mil establecimientos, seguido por Perú con poco menos de 20 mil establecimientos, y Brasil en el orden de los 15 mil. Los productos orgánicos en muchos casos corresponden a campesinos e indígenas, especialmente en los países andinos, Centroamérica y México.

En cuarto lugar, se destacan los grandes avances en la superficie orgánica por la expansión de la ganadería orgánica; ese es en particular el caso de Uruguay. Este tipo de producción tiene un enorme potencial en las praderas y savanas de Argentina, Brasil, Uruguay y Bo-livia, aunque será necesario potenciar esquemas de producción y manejos adaptados a esos ecosistemas. Hasta ahora buena parte del desarrollo tecnológico de este sector ha enfatizado la agricultura, mientras que la ganadería orgánica recién comienza a difundirse.

Es posible realizar algunas comparaciones a nivel global. América Latina posee más de 4 millones y medio de hectáreas bajo produc-ción orgánica, superando a la Unión Europea de los 15 (que presenta poco menos de 4 millones y medio de hás); y un poco menor a la Europa “ampliada” (donde se alcanzan los 5 millones de hás). La superficie Latinoamericana es mucho mayor que la de Norteamérica (Canadá y EE.UU.), donde es menor a un millón y medio de hás.

Tabla 1. Producción agropecuaria orgánica en América Latina.




Mercados orgánicos
El mercado mundial de productos orgánicos estimado por IFOAM es de 23 a 25 mil millones de dólares para 2003. El informe reconoce las dificultades en esa evaluación dado los problemas de información en varios países, el contexto mundial, etc. Se considera que el mercado europeo es de 10 a 11 mil millones de euros, y los niveles mayores se estiman para Alemania (2 800 a 3 100 millones de euros), seguidos por el Reino Unido, Italia y Francia, con más de mil millones de euros. El otro gran mercado es el de Estados Unidos, de 10 a 11 mil millones de dólares, seguido por Canadá con 850 a 1 000 millones de dólares.

Comparando esos valores con los del merca-do total de alimentos, se observa que en Ale-mania, Reino Unido, EE.UU. y Canadá, los productos orgánicos representan alrededor del 2 %.

El aspecto más destacado es que se mantiene la fuerte tasa de crecimiento de estos merca-dos orgánicos. Se estima que el crecimiento del 2003 al 2005 alcanzará el 20 % en EE.UU., Canadá e Irlanda; superará el 10 % en varios otros países, tales como el Reino Unido, Italia, Suiza, y Suecia, mientras que en los demás países europeos superará el 5 %. Téngase presente que el crecimiento de los mercados de alimentos tradicionales, especialmente en los países industrializados, es muy bajo, de donde esta fuerte expansión de los orgánicos es más que destacable. Incluso considerando que la proporción del mercado orgánico es todavía pequeña, desde el punto de vista de los productores y exportadores de América Latina, representa volúmenes muy importantes y ganancias destacadas.


Comercialización


Los mercados nacionales de alimentos orgánicos en América Latina todavía son pequeños; los más importantes se observan en Brasil y Argentina. La información disponible en CLAES muestra que esos mercados están avanzando. En el mismo sentido, el informe de IFOAM indica varios canales de venta, tales como ferias y mercados locales, supermercados donde alternan con alimentos convencionales, tiendas de venta especializadas en productos orgánicos, y sistemas de ventas especializados.

Entre estos se destaca el mecanismos de venta por canastas o cajas directas al domicilio (“home box delivery”). Se recuerda que el procedimiento está inspirado en los sistemas japonés Teikei y estadounidense de la Agricultura Apoyada por la Comunidad (Commu-nity Supported Agriculture - CSA), donde se vinculan directamente núcleos familiares con los productores de orgánicos, sin intermedia-rios, y bajo diferentes esquemas de copartici-pación en los beneficios y riesgos de la pro-ducción (2). Exportaciones América Latina presenta la particularidad que buena parte de su producción está orientada en primer lugar a la exportación, antes que al consumo en el mercado nacional. Se han desarrollado vías de exportación de productos orgánicos paralelos a los tradicionales; los ejemplos más notables son café, azúcar, banano y carne orgánica. A ellos se están sumando otros productos más recientes, tales como diversos tipos de frutas, granos, miel, vino, productos ovinos, etc. Los principales destinos de exportación son extraregionales, y en especial los países industrializados: Unión Europea, Estados Unidos y Canadá.

El reporte de IFOAM llama la atención sobre el bajo procesamiento de los productos exportados desde América Latina, y por lo tanto su reducido valor agregado. Es posible agregar que los flujos exportadores enfrentan varios problemas, tales como las condiciones de calidad que requieren los mercados de destino, los sistemas de certificación, establecer los vínculos de venta, fletes, etc.

Las posibilidades exportadoras de América Latina enfrentan tanto factores positivos co-mo negativos. Considerando el contexto pro-ductivo mundial, entre los más grandes exportadores globales de agroalimentos convencionales (en orden de importancia por el valor de las exportaciones: Unión Europea, EE.UU., Canadá, Brasil, China, Australia y Argentina), se observan niveles de producción orgánica importantes especialmente en la UE, EE.UU., Canadá., Australia y Argentina. Es necesario recordar que Australia ocupa el primer lugar mundial en la producción orgánica. China tiene más de 300 mil hás certificadas (11vo lugar en el mundo, pero que sólo representa el 0.06% de su superficie agrícola total). Pue-de indicarse que la situación que se observa es que en todos los grandes agroexportadores también hay un desarrollo de su producción orgánica.

Australia posee la mayor superficie orgánica el mundo, con más de 10 millones de hás; le sigue Argentina con más de tres millones de hás.

Considerando a los grandes importadores de agroalimentos (en orden de importancia por el valor de las importaciones: UE, EE.UU., Ja-pón, China, Canadá, México y Korea), también se observa en varios de ellos una producción orgánica nacional de importancia. Pero la producción es proporcionalmente baja en México (puesto 20 en el ranking mundial de superficie orgánica), Japón (64) y Korea (77), lo que podría indicar indirectamente potencialidades como mercados de destino para expor-taciones desde América Latina.

El caso de la UE es particular en tanto es des-tino de varias exportaciones desde América Latina, pero a la vez dentro de sus fronteras la producción orgánica va en aumento. Asimismo, otros grandes exportadores hacia ese destino, como Australia y Nueva Zelandia, también vienen incrementando su producción orgánica. Finalmente, entre Canadá y EE.UU. el comercio orgánico bilateral es de gran importancia.

Si se analiza la situación comparando los grandes bloques comerciales, se observa una gran potencialidad en el caso del MERCO-SUR, cuya superficie orgánica está apenas por debajo de la UE, y muy por arriba del Nafta (figura 1). Regulación y certificación

La certificación de la producción orgánica continúa siendo un problema. Varios países presentan sus propias agencias de certificación, en algunos casos con respaldo estatal y en otros como emprendimientos autónomos. A su vez existen esquemas de acreditación de agencias certificadoras, como respaldo a sus capacidades técnicas en evaluar la producción orgánica. En ese sentido, la federación IFOAM posee su propio sistema de acreditación de instituciones que ofrecen certificaciones orgánicas. En América Latina las siguientes instituciones poseen ese respaldo: Argencert y Organización Internacional Agropecuaria (Argentina), Instituto Biodinámico (Brasil), y Bolicert (Bolivia).

Paralelamente en casi todos los países existen otras instituciones que ofrecen certificaciones orgánicas, algunas de ellas trabajando en co-rrespondencia con empresas certificadores de Europa y EE.UU., las que poseen reconocimiento dentro de sus países. Entra las empresas del hemisferio norte se destacan OCIA, FVO, Naturland, Ecocert, IMO, etc. Desde el punto de vista de las exportaciones, única-mente Argentina cuenta con un sistema de certificación orgánica nacional que es reconocida por un gran importador, la Unión Euro-pea. En todos los demás casos es necesaria una certificación por una agencia reconocida en el país de destino.

Toda las naciones industrializadas han completado regulaciones sobre la producción, inspección, normas de calidad y procedimientos de certificación. A partir de esas normas se mantienen requisitos que deben ser tenidos en cuenta por los exportadores Latinoamericanos. También se vive un proceso similar en nuestra región, donde en varios casos se cuenta con un marco regulatorio básico. Los esquemas de certificación involucrados en estas cuestiones encarecen la producción y comercialización, pero son los que aseguran la calidad de los alimentos y el acceso a los merca-dos.


Conclusiones 

La revisión ofrecida por IFOAM ofrece datos de importancia. En algunos casos es posible que los indicadores de superficies necesiten ser revisados; en otros se observa un sesgo hacia instituciones vinculadas a la federación, dejando en segundo plano redes e iniciativas de otros actores; y finalmente, la cobertura de informes y bibliografía es insuficiente. De todas maneras el documento es de gran interés, y sobre todo permite comparaciones de nuestro contienen con otras regiones.

En ese sentido se deben mencionar algunas conclusiones. En primer lugar, se mantiene el crecimiento mundial de la producción orgánica. La misma tendencia se repite en América Latina.



Figura 1. Superficies totales orgánicas de los grandes bloques comerciales. En miles de hás; MERCOSUR incluye únicamente los miembros plenos; UE de los 15.

En segundo lugar, el continente posee am-plios márgenes para expandir este tipo de producción, ya que en la mayor parte de los países la proporción de las tierras dedicada esta actividad es muy baja (menor al 1 %, mientras que en la Unión Europea se ha supe-rado el 3 %). En algunos casos la tasa de cre-cimiento es muy alta (como ha sucedido en Uruguay), y en otros las posibilidades de re-conversión son muy amplias.

En tercer lugar, la dinámica de este sector está fuertemente basada en las exportaciones, especialmente hacia los mercados de los países industrializados, y enfocadas en consumidores de nivel medio a alto, quienes imponen condiciones sobre la calidad y el envasado. En esos países existe una demanda y un mer-cado importante por esos productos, pero en ellos también se vive un crecimiento de la producción doméstica de orgánicos. En tanto la producción Latinoamericana es muy dependiente de la demanda desde esos mercados, los vaivenes que allí tienen lugar repercuten directamente en la marcha del sector. El aumento de la
producción nacional dentro de las naciones industrializadas, y el creciente comercio en orgánicos entre ellas, hacen necesario redoblar los esfuerzos de potenciar la producción orgánica en América atina.


La producción orgánica posee grandes potencialidades de crecimiento tanto dentro de los mercados nacionales como exportando

Frente a esta situación, América Latina posee varias ventajas; se destacan una diversidad de alimentos muy distintos a los que se pueden obtener en los países industrializados, en es-pecial los tropicales, o bien proveerlos en un régimen de contraestación. Igualmente, en tanto el crecimiento del mercado orgánico en los países industrializados es superior al de los mercados de agroalimentos tradicionales se mantienen las oportunidades exportadoras.

En las proyecciones actuales del crecimiento en la demanda de alimentos a nivel global no hay nada que contradiga una expansión de la producción orgánica Latinoamericana, tanto a nivel nacional como en las exportaciones. Además de las demandas desde las naciones industrializadas, nuevas estimaciones a mediano plazo (año 2020) indican que un aumento todavía mayor se observará en los países en desarrollo, en especial carne. Ese aumento se observará especialmente en Asi(3). Asimismo, esa demanda se debe a un proceso de urbanización, mejora en la calidad de vida y educación, lo que a su vez usual-mente desencadena mayores requisitos de los consumidores sobre sus alimentos y la proliferación de exigencias sobre la calidad, todo lo cual favorece a los productos orgánicos. Teniendo presente ese contexto favorable, los países Latinoamericanos deberían potenciar su producción orgánica, y en especial apoyar la ganadería orgánica.

En cuarto lugar, no puede olvidarse que la producción Latinoamericana todavía tiene amplios márgenes de crecimiento dentro de sus propios mercados nacionales. Ese aumento todavía es lento, y ello se debe a varios factores, en especial el papel de los intermediarios (que encarecen el producto innecesariamente) y del comercializador final (que muestran baja innovación en presentar estos productos). Es incierto que las crisis económicas signifiquen un caída en esos mercados; podría esperarse una retracción del mercado interno dentro de Argentina, en especial por el encarecimiento de la canasta básica de alimentos. Sin embargo, esa misma crisis disparó experiencias de producción orgánica a nivel local, especialmente urbana y suburbana y fuertemente orientadas al autoconsumo familiar.

En quinto lugar es necesario una nota de advertencia sobre la dependencia de las exportaciones orgánicas, en el sentido que las estrategias nacionales no deberían estar únicamente supeditadas a las ventas al exterior. En realidad, esas estrategias de producción agropecuaria orgánica deben responden a muchos factores, pero en primar lugar un compromiso con la calidad de los alimentos y la calidad ambiental. Este hecho no siempre es comprendido en su profundidad por las empresas, técnicos y agencias gubernamentales, todos los cuales corren el riesgo de buscar únicamente aquellas medidas indispensables y mínimas para poder exportar, viendo todo como un mero negocio. La producción orgánica es mucho más que una oportunidad de diferenciar una marca para venderla, sino que tiene efectos positivos sobre el ambiente, la familia rural y la calidad de la nutrición.

Debe reconocerse que en algunos países del Norte se han generado estrategias nacionales muy amplias para fundamentar y defender la producción orgánica desde varios puntos de vista, tanto ambientales, sociales, sanitarios como económicos. Los países Latinoamericanos también deberían generar sus propias estrategias, establecer sus metas y promover planes de acción. Por ejemplo, el ministerio alemán de agricultura ha establecido como meta llegar al año 2010 con un 20% del área agrícola orgánica; en el Cono Sur, el programa Sustentabilidad 2025 de CLAES plantea que para el año 2050 la mitad de la superficie agropecuaria debería estar bajo manejo ambiental (4).

En sexto lugar, los países Latinoamericanos deberían buscar alternativas para un mayor procesamiento de los productos agropecuarios, con lo cual aumentar su valor agregado y el empleo. En algunos casos ya existe capacidad instalada y conocimiento tecnológico utilizado en las cadenas con alimentos convencionales, los que podrían ser adaptados a los productos orgánicos.

En este punto, como en los anteriores, es llamativa la ausencia de los Estados Latinoamericanos en la promoción y fortalecimiento de la producción orgánica (un punto que también indica el informe de IFOAM). Esa ausencia reviste gravedad, ya que este tipo de produc-ción sólo arroja beneficios para una nación: mejora las condiciones ambientales, ofrece alimentos de mayor calidad, usualmente requiere mayor mano de obra, utiliza menos insumos tecnológicos importados, y posee muchas ventajas para exportarlos. En general, los gobiernos no proveen de asistencia tecnológica, se han movido lentamente en el marco regulatorio, y no amparan adecuadamente las cadenas de comercialización nacional ni las exportaciones; las agencias de extensión e investigación agropecuaria oficiales también muestran problemas en el mismo sentido.

A pesar de todos los problemas, la producción orgánica en América Latina sigue creciendo, empujada por el esfuerzo de muchas organizaciones que trabajan en el medio rural, aprovechando contextos comerciales ventajosos, y que si contaran con mayor asistencia y facilidades, podría generar un sector muy exitoso, y con claros beneficios sociales y ambientales.



Sucre, Colombia
Ing. Civil